Por quién, en quién y a través de quién Comente

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Por quién, en quién y a través de quiénPor quién, en quién y a través de quién

La fe siempre abrirá la puerta correcta para el verdadero creyente en Jesucristo. Nuestra fe está en Dios. Y sabemos que Juan 1:1-2 nos dice que, “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.” En el versículo 14 dice: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”. Dios que se hizo carne fue Jesucristo, nacido de la Virgen María.

Según Juan 10:9, Jesús dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará y saldrá, y hallará pastos”. La única puerta de salida de este mundo y vida de pecado es la Palabra, Dios hecho carne. Jesús dijo, si alguno entra por esta puerta, será salvo. Salvado del pecado que ha separado al hombre de Dios. Si eres salvo, significa que eres librado de la condenación del infierno y del lago de fuego; y reconciliados con Dios. Esto sólo es posible por, en y por Jesucristo; el Verbo que es Dios y que se hizo carne; y murió en la Cruz del Calvario.

ROM. 4:25 dice: “El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”. Y en Rom. 5:1-2, dice: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. .” “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien (incluso la salvación), esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también justificó; ya los que justificó, a éstos también glorificó” (Rom. 8:28-30).

Si sois salvos, entonces por la fe de Jesucristo somos justificados y tenemos paz con Dios y tenemos acceso por la misma fe a esta gracia en la que estamos firmes. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios: No por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9). Jesucristo es la puerta, el acceso a Dios ya sus promesas. Si no eres salvo, no tienes a Jesucristo, por lo que no tienes acceso ni puedes pasar por la puerta. Es Jesucristo, por quien tenemos acceso a Dios. Jesús dijo en Juan 14:6: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene (acceso) al Padre, sino por mí”. ¿Tienes este acceso?

Conforme al propósito eterno que se propuso en Cristo Jesús Señor nuestro, en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por la fe en él” (Efesios 3:11-12). Venid confiadamente al trono de la gracia por este acceso, El Señor Jesucristo. Porque en Hebreos 4:16 dice: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro”. El único acceso es Jesucristo. Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Él es el único acceso que tenemos como creyentes. Pero debes nacer de nuevo para tener este acceso.

Ef. 2:18, declara: “Porque por medio de él ambos tenemos acceso al Padre por un solo Espíritu”. Jesucristo pagó el precio con su propia vida. Dios vino y probó la muerte del hombre para darle al hombre una puerta abierta, (acceso). para que el que quiera pueda venir y beber de la fuente del río del agua de la vida gratuitamente. ROM. 8:9-15, declara: “Que si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el suyo no es de él”. En los versículos 14-15 dice: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios; Porque no habéis recibido de nuevo el espíritu de servidumbre para temer; pero vosotros habéis recibido el Espíritu de adopción por el cual clamamos (acceso), Abba Padre.” Quien según Heb. 5:7-9), “En los días de su carne, (El Verbo, que era Dios y el Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros) cuando había ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que había sido capaz de salvarlo de la muerte, y fue oído en lo que temía; aunque era Hijo, aprendió la obediencia por lo que padeció; Y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen (acceden a él). Jesucristo, el Verbo que se hizo carne, es el único acceso a la inmortalidad eterna. Por él, en él y por él, y sólo naciendo de nuevo podemos acceder a la inmortalidad, a la vida eterna ya las promesas de Dios; incluyendo acercarse al trono de la gracia. Si pierde o rechaza este acceso, solo queda un boleto de ida, al lago de fuego como única alternativa. Pero ¿por qué debéis morir y estar separados de Dios, por negar o rechazar a Jesucristo el Señor; la única puerta y acceso.

133 – Por quién, en quién y a través de quién

 

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